¿Qué es “Internet de las cosas” o IoT?

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Una vez que lo que sucede en el mundo físico se puede convertir en información digital, esta información puede ser compartida, procesada y empleada para tomar decisiones, sin embargo, la toma de decisiones que hasta antes de la introducción de los equipos de computo requería intervención humana, puede ahora ser automatizada, dejando la decisión y tareas repetitivas o aburridas a una computadora, reclamando la atención humana solo cuando sea estrictamente necesario hacerlo.

Existen múltiples sensores que pueden utilizarse para medir parámetros físicos, como por ejemplo temperatura, humedad, imágenes, sonidos, interruptores y un sinnúmero de otras variables en información digital.

De la misma manera, existen multitud de actuadores que pueden convertir información digital en acciones físicas, tales como el encendido/apagado de la calefacción, la activación de una alarma, el movimiento de un brazo robot y otras acciones mucho más complejas.

Si a esto sumamos, un sistema capaz de tomar decisiones, como puede ser una computadora, tenemos todos los elementos necesarios para procesar y compartir información, pero si vamos un poco más lejos aún, la toma de decisiones puede ser compartida con otros elementos que formen parte de una red mayor, sin necesidad de intervención humana, haciendo que las posibilidades sean prácticamente infinitas.

Precisamente esa es la idea detrás del Internet de las cosas, también llamado “IoT” por sus siglas en inglés, el cual nos permite que dispositivos físicos de todos los tamaños y con usos muy diversos puedan interactuar con los mundos real y virtual.

Lo cual perite que dichos dispositivos puedan recibir y enviar información a cualquier lugar del mundo y ser controlados de forma remota, ya sea mediante Internet u otros sistemas de comunicación alámbricos o inalámbricos.

Los módulos IoT capturan información relevante sobre su entorno y la convierten en datos digitales, los cuales pueden ser analizados y compartidos con otros módulos en la red, permitiendo realizar tareas específicas, como podría ser por ejemplo un sensor que mida la temperatura ambiente, así cuando se acerque la hora para que el usuario regrese a su casa, un dispositivo inteligente responde encendiendo automáticamente la calefacción, minimizando el consumo de energía, pero a la vez manteniendo una temperatura agradable en la casa, sin que los usuarios deban realizar alguna acción por sí mismos.

Otra de las opciones podría ser por ejemplo, monitorear la presión sanguínea de una persona y al momento de detectar algún problema, llamar inmediatamente al sistema de emergencias o suministrarle los medicamentos apropiados para controlarlo.

Pero no solo eso, sino que además, los usuarios pueden en cualquier momento controlar los dispositivos de IoT de forma remota si así lo desean, por ejemplo, encendiendo luces de forma remota o utilizando una cámara para monitorear el sistema de alarma en su casa desde una aplicación en un teléfono inteligente.

Por otra parte, el bajo consumo energético y la miniaturización constante en dispositivos IoT, hace que sea posible utilizarlos para realizar todo tipo de funciones, desde incorporarlos en anteojos o prendas de vestir, hasta monitorear lugares de muy difícil acceso, e incluso controlar dispositivos en lugares peligrosos.

Omniduino y algunas posibilidades del IoT