Durante mucho tiempo hemos escuchado sobre domótica, pero últimamente también se ha vuelto bastante común la expresión “IoT”, sin embargo en países de habla hispana, este último término es más conocido como “el internet de las cosas”.
Es bastante común confundir ambos conceptos, debido principalmente a que ambos se comenzaron a popularizar en épocas similares y a que muchas veces las aplicaciones son semejantes, razón por la que comenzaremos por aclarar un poco estos términos.
Se llama domótica al conjunto de sistemas que tienen como función automatizar los servicios como energía, comunicaciones, clima, etc., esto con la finalidad de hacer más agradable el ambiente, minimizando la intervención humana en casas, oficinas o edificios, es decir en sitios habitados por personas.
Por otra parte, IoT apareció como una extensión de este concepto al darse las condiciones adecuadas para su implementación, como fueron por ejemplo la comunicación vía redes de internet y en particular el acceso inalámbrico, así como la reducción en tamaño y el aumento en prestaciones de los microprocesadores y microcontroladores, lo que ha llevado a que estas aplicaciones crezcan exponencialmente.
El IoT, hace un uso extensivo de la comunicación, enfocándose principalmente en el intercambio de información maquina a máquina (M2M), sirviéndose para esto de redes de comunicaciones que permitan a un dispositivo interactuar con algún otro, donde por ejemplo, uno realice lecturas de sensores y el otro comande actuadores al recibir los datos adecuados.
En resumen, la domótica busca automatizar ciertos elementos que simplifiquen y mejoren la vida de las personas, mientras que IoT busca la comunicación entre dispositivos tales como microcontroladores, sensores, actuadores y prácticamente de casi cualquier dispositivo.
Ambos conceptos no son opuestos y de hecho pueden trabajar juntos, pero finalmente son diferentes.